Recomendamos:
|
Tradiciones
Los negros pintados del Orituco
El Orituco es una zona caracterizada por la confluencia de diversas
tradiciones culturales. Puerta de entrada al llano desde el piedemonte
de la cordillera de la costa, en esta región se pueden encontrar
manifestaciones musicales tan diversas como los carrizos en San José
de Guaribe; los toques de arpa con acordes mirandinos en San Francisco;
el tambor negro en Lezama y, mariselas y guarañas en Sabana Grande.
Precisamente, asociada a estas dos últimas -las Mariselas y
Guarañas- en esta región guariqueña se conserva la
celebración de una curiosa festividad tradicional: la Parranda de
Negros, también conocida como Negros Pintados o Negros de Plaza.
La celebración es generalmente ejecutada por una agrupación
que se crea en vispera de alguna de las fiestas del calendario onomástico
de la Iglesia católica: San Juan Bautista, la Virgen del Carmen,
San Pedro y San Pablo, entre otros. Sin embargo, no se trata en propiedad
de una celebración religiosa. Es una parranda organizada exclusivamente
para interpretar estos géneros musicales también conocidos
como cantos de negros. El núcleo principal de la representación
la constituyen tres hombres especialmente ataviados para la ocación:
dos Negros y la Negra. El grupo se complementa por tres músicos;
un cuatrista, un tamborero y un maraquero, aunque esta composición
puede mostrar distintas variaciones.
Los dos negros son los encargados del canto. A estos se une, en la
mitad o final del coro o estribillos, la voz de la negra, quien constituye
el personaje central de grupo, y a su vez, el único que baila. Lo
hace con un zapateo exagerado y gracioso, y con desplantes de comicidad
y simpatía, que incluyen muecas y gestos grotescos destinados a
cautivar la atención de los presentes y a provocar sus risas y aplausos
de los que depende en buena medida el éxito de la parranda. El vestuario
es sencillo pero llamativo. En el caso de la negra, se conforma por un
sombrero de paja, largas crinejas, vestido de mujer con amplia falda, senos
postizo y maquillaje facial abundante. Los negros, por su parte, portan
vistosos gorros confeccionados con cartón y papeles de seda, trocitos
de espejo y cintas multicolores que engalanan sus cabezas. Los músicos,
en cambio, visten en forma austera y corriente, seguramente con el propósito
de permitir que los personajes centrales de la representación logren
llamar la atención al máximo.
Usualmente la parranda merma y es frecuente encontrar a uno o más
Negros que, además del canto, ofrecen sus habilidades de instrumentalistas.
Fuente:
Enrique Ordosgoltti
Negros pintados, las joyas del Orituco.
Revista Bigott. Número 21. 1992. Pág. 35-45. |