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Tradiciones
Tierra de diablos danzantes
Aunque los diablos danzantes más conocidos en Venezuela son
los de San Francisco de Yare en el estado Miranda, esta festividad se realiza
también en otras regiones del país. Aragua es una de ellas.
Posiblemente sea este uno de los estados donde la festividad se celebra
con mayor entusiasmo y en el mayor número de poblaciones. En Aragua
hay diablos danzantes en Cata, Chuao, Cuyagua, Ocumare de la Costa y en
la propia capital del estado, Maracay.
Los diablos danzantes son una de las más vistosas expresiones
de la religiosidad popular venezolana que tiene sus antecedentes en el
siglo XVI español, de allí se trasladó a tierras venezolanas,
donde fue sometida a cambios profundos en la manera de celebrarla.
Se festeja el Día de Corpus Christi y consiste en una representación
del triunfo definitivo de Cristo sobre la maldad. De allí que la
vestimenta especial de Diablos que portan los participantes sea uno de
los aspectos más importantes de la escenificación de este
enfrentamiento entre el mal y el bien.
La fiesta comienza desde muy temprano en la mañana e incluye
la danza ritual en pago de promesas y vestimenta que varía de un
lugar a otro. El vestido consta de camisa y pantalón color rojo
en Yare, mientras que en el estado Aragua el traje es estampado de fuertes
colores cubierto con una capa. Lo más llamativo son las máscaras,
verdaderos ejemplos de creatividad que representan animales fantásticos
de estrambótico y feroz aspecto. En Aragua es común el uso
de la corteza del fruto del taparo para hacer las máscaras, que
son pintadas y bordeadas con lienzo para proteger el rostro.
Los Diablos, que son miembros de un estricta cofradía, toman
la calle. Se ubican en la puerta principal del templo donde se oficia la
misa, celebran su propio ritual mientras esperan la salida de la procesión
a la que se suman danzando el recorrido y ofreciendo una breve ceremonia
ante los numerosos altares que se instalan a lo largo del camino. Generalmente
van acompañados por el toque de tambor o caja, de cuatro y por las
maracas que portan los danzantes. La festividad termina con una comida
ritual en el hogar de alguno de los miembros de la cofradía.
Bibliografía
Daría Hernández y Cecilia Fuentes
Fiestas Tradicionales de Venezuela, caracas,
Fundación Bigott, 1991.
Instituto Nacional de Folklore
Diablos Danzantes de Venezuela,
Fundación la Salle, Caracas, 1982. |