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Primero fue Maracaibo, cacique, lago, ciudad y provincia; finalmente, desde 1890, conserva su actual denominación de estado Zulia, pero siempre indisolublemente ligado a su capital, cuyo gentilicio -marabino o maracucho- es, por sinécdoque, extendido al zuliano. Al estado Zulia le debe Venezuela su nombre, diminutivo de Venecia, dícese que empleado por primera vez por Juan de la Cosa, compañero de Alonso de Ojeda y de Américo Vespucio, en la publicación de su planisferio el año 1500. Tan unido al lago de Maracaibo está el Zulia, que a aquél corresponde casi la cuarta parte de su superficie total. La depresión que lo contiene está circunscrita por dos cadenas de montañas andinas: la sierra de Perijá al oeste y la de Mérida al sur. Las estribaciones del Sistema Coriano lo circundan por el noreste. 

La planicie de Maracaibo tiene características que diferencian sus suelos de los que ocurren en la costa oriental y el sur del lago. Pese a la escasez relativa de precipitaciones, los acuíferos subterráneos permiten el riego, y la textura de los suelos y el relieve plano elevan significativamente su potencialidad agrícola. 
En las tierras bajo uso de la zona occidental, sur y parte de la suroriental tiene su asiento el desarrollo de una de las ganaderías de carne y leche más importantes del país; el estado cuenta con el rebaño bovino lechero más numeroso: de allí proviene más del 70% de la leche, mantequilla y queso que consume Venezuela. 
En las extensas planicies del sur, con excepción de la zona deltaica y cenagosa comprendida entre los ríos Santa Ana, Catatumbo y Escalante, se desarrollan cultivos tropicales como el plátano y la palma africana de aceite, además de extensos pastizales verdes todo el año. La pesca es de gran importancia para la economía del estado, siendo el principal productor y exportador de camarones. 

Todo lo anterior induce a pensar que no es el petróleo la única gran riqueza del Zulia: antes que aquél y sin negarle importancia, está su gente, que ha sabido aprovechar la diversidad de ambientes para convertir a su estado en el que presenta la mayor distribución de los sectores de la economía en la Venezuela actual. 
La poca profundidad del lago, que apenas sobrepasa los 50 m, hizo posible la explotación de yacimientos sublacustres; la concentración de torres sobresaliendo de la masa de agua es, sin duda, una de las más impresionantes del mundo. Los yacimientos de carbón de Guasare, cerca de los límites con Colombia, ya han iniciado su fase de explotación; las calizas de isla de Toas están siendo procesadas para fabricar cemento y en El Tablazo funciona el segundo complejo petroquímico del país. 
La costa oriental del lago se comunica con Maracaibo por medio del puente General Rafael Urdaneta, con más de 8 km de longitud, uno de los más largos del mundo construido de concreto pretensado.