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Tradiciones
La Coromoto y Guanare Refugio de creyentes
Guanare representa uno de los más valiosos puntos de referencia
para la reconstrucción e interpretación de la historia venezolana.
Se trata, en el conjunto de hispanoamérica, de una de las muy escasas
ciudades cuya memoria fundacional, fechada el 3 de noviembre de 1591, reposa
en el Archivo General de Indias. Así, la atenta revisión
de tan valioso documento gracias a la transcripción moderna aportada
por el inolvidable investigador Hermano Nectario María, refleja
la fuerte impronta religiosa que la Conquista y Colonización emprendidas
por la Corona de Castilla y León dejó en esos abruptos parajes.
A diferencia de lo que aconteció en otros recodos de Venezuela,
aquella Guanaguanare, o refugio de las gaviotas como la designaron los
aborígenes, se convirtió en polo universal de religiosidad,
y específicamente de devoción a la Santísima Virgen
María, debido a la aparición de la Madre de Dios, en su advocación
de Coromoto, oficialmente reconocida por las autoridades del Vaticano.
Se trata de la segunda de las apariciones marianas en nuestro continente
-la primera tuvo lugar en México, en 1531 , donde el celestial personaje
pasó al memorial católico como Virgen de Guadalupe- y precede,
cronológicamente, a por lo menos tres de las más señaladas
manifestaciones virginales contemporáneas (La Salette, 1846; Lourdes,
1858 y Fátima, 1917) lo que aclara la trascendencia del flujo histórico
guanareño. Estas circunstancias explican la atracción devocional
de la antigua ciudad llanera y su colosal santuario consagrado por el primer
Papa que ha visitado a los venezolanos -en 1985 y 1996 y, significativamente,
poseedor de un lema eminentemente mariológico: Totus Tuus (Todo
Tuyo en Jesucristo) como puede leerse en su escudo episcopal.
De la mano, creencias y tradiciones religiosas, además del indetenible
factor de la expansión social, motivaron la irrupción de
un pueblecillo llamado Quebrada de la Virgen, en las afueras de Guanare,
y donde un sencillo y remozado monumento de once metros de altura, inaugurado
el 19 de abril de 1944, ha sido proverbial punto de congregación
de los creyentes en procura del, hoy diminuto, cauce fluvial donde Nuestra
Señora de Coromoto apareció para instar a los autóctonos
habitantes de la región a bautizarse. Posteriormente, como aconteció
a principios de 1996, en preparación para la llegada del Obispo
de Roma, se procedió a mejorar las vías de acceso, incluido
el sistema de aguas servidas, iluminación, aparcamiento y asistencia
a los peregrinos en consonancia con la inauguración del imponente
Templo Votivo, único en su estilo y dimensiones en el hemisferio,
dedicado a "La Coromoto" como la distingue el común de los fieles.
Concebido por el arquitecto Erasmo Calvani en la vía hacia Barinas,
el majestuoso recinto religioso parece navegar en la llanura. Su planta
mide sesenta metros. Lo caracterizan dos torres paralelas de casi ochenta
metros de elevación y un cimborrio, a manera de cúpula -su
dimensión es de 54 metros- que coincide con el Altar Mayor. Dotado
con otros dos altares -uno dedicado al Santísimo y otro a la Virgen
Madre- su piso es de mármol y granito. Tiene capacidad para dos
mil quinientas personas cómodamente situadas, además de recintos
auxiliares para brindar atención a los visitantes. Constituye importantísima
muestra del arte religioso de vanguardia del siglo XX. Lo sustancial, desde
el punto de vista de la funcionalidad colectiva, es que el Templo Votivo
fue posible gracias a las donaciones de millares de anónimos devotos.
Esta unión entre el pueblo y Nuestra Señora de Coromoto,
coronada canónicamente como Patrona de los venezolanos el 11 de
septiembre de 1952 por el legado de Su Santidad Pío Doce, Su Eminencia
Manuel Arteaga y Betancourt, Arzobispo de La Habana, quedó sintetizada
en el lema que amparó los arduos trabajos de edificación,
a lo largo de veinte años:
"Dios lo quiere, la Virgen lo bendice y Venezuela lo ejecuta".
José Visconti |