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Tradiciones
La Cestería Warao
En las márgenes de los ríos y caños del Delta
del Orinoco se asienta el pueblo warao, "los dueños de la curiara"
una de las diversas etnias indígenas autóctonas que pueblan
el territorio venezolano. A pesar de las difíciles circunstancias
y sucesivas exclusiones que le ha correspondido sobrevivir prácticamente
desde el momento mismo de llegada de la colonización europea hasta
nuestros días, y del fuerte proceso de aculturación y empobrecimiento
al que han sido expuestos, los waraos son herederos de un rico acervo de
expresiones culturales entre las que destacan su tradición oral,
cargada de mitos y leyendas deslumbrantes, sus tallas en madera, expresión
de su armonía con la naturaleza y, de manera particular, en cestería
artesanal.
Los estudiosos de la cultura warao sostienen que, en sus expresiones
originales, la cestería tenía para los warao una doble significación
portadora de prestigio. Primero, por sus implicaciones socioeconómicas,
pues las cestas eran indispensables para toda las actividades prácticas
de la comunidad. Y, en segundo lugar, por sus implicaciones de naturaleza
espiritual asociadas a la disciplina y la concentración, ya que
la continua manipulación de la fibra convierte al artesano en un
shaman.
La materia prima de su cestería es la corteza del tallo de tirite
(lachnosiphon sp.) planta, que crece en la mayor parte del Delta y está
asociada al mundo mitológico del warao. Una de sus leyendas dedicada
a exaltar el orden y superioridad espiritual de los pueblos que adoptaron
el uso de esta planta para la fabricación de excelentes cestas,
se inicia cuando un adolescente de la comunidad decide convertirse en una
planta de tirite para que los artesanos warao pudieran emplear su cuerpo
en la realización de objetos útiles.
La diversidad de formas y maneras de fabricación son una de
las características más destacadas, lo que permite encontrar
mapires de gran tamaño en forma de campana y de compleja y lenta
elaboración (Humuta); sebucanes utilizados para exprimir el veneno
de la yuca (ahuruba); las guapas, especie de bandejas llamadas bihi; los
cedazos o manari; los moroki, maracas infantiles; las petacas o cestas
cubiertas (foroforo), utilizadas por el shaman para guardar las materias
sagradas; y los abanicos utilizados para avivar el fuego, voltear las tortas
de férula de moriche o yuruma, o incluso para cumplir funciones
espirituales.
Wilbert Jonnes
Warao basketry.
Museum of cultural history. University of California.
Los angeles. 1975. Pág. 86. |