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Trujillo
Tierras de grandes contrastes en su accidentada geografía, desde
las costas del lago de Maracaibo, hasta las alturas de Niquitao (4 000
msnm), también lo es de contrapuesta historia: en Trujillo, su capital,
se concede el primer derecho de asilo que se conozca en América
(1560) y se firma el decreto de Guerra a Muerte el 15 de mayo de 1813,
en cuya redacción, para mayor abundamiento de contrastes, se dice
que participó un sacerdote, el padre Francisco Antonio Rosario.
En Santa Elena se suscribió el primer tratado internacional de regularización
de la guerra entre Bolívar y Morillo (27 de noviembre de 1820).
La ciudad de Trujillo es la cuna del doctor Cristóbal Hurtado
de Mendoza, eminentemente jurísta y primer presidente de Venezuela
en 1811. Mendoza Fría es la tierra de Antonio Nicolás Briceño,
tribuno y guerrero apodado "El Diablo"; en Isnotú nació el
doctor José Gregorio Hernández, primer venezolano en proceso
de beatificación; de Escuque es Rafael Rangel, mártir de
la ciencia y fundador de la parasitología en Venezuela.
Tres cuencas hidrográficas reciben sus aguas: la del lago de
Maracaibo de los ríos Motatán, Monay, Escuque y Carache;
la del Mar Caribe del río los Bucare, afluente del Morere, y la
cuenca del Orinoco del río Boconó.
En el periodo precolombino las tierras trujillanas estaban pobladas
de tribus timoto-cuicas, rama de los Chibchas, de moderada importancia
cultural. En la época de la colonia se denominaba Provincias de
Cuicas, y en el periodo republicano, luego de su creación como estado
por el mariscal Juan Crisóstomo Falcón el 23 de noviembre
de 1863, recibe diferentes denominaciones y pretende ser autónomo,
primero como Estado Soberano de Los Andes en ese mismo año, hasta
1899, cuando vuelve a denominarse estado Trujillo.
Predominantemente agrícola, de incipiente actividad industrial
en fabricación de cemento y moderado auge comercial, su desarrollo
económico ha sido insuficiente y la población, altamente
laboriosa, compite por subsistir, soportanto injustos índices de
pobreza en un reducido territorio con escasas tierras laborables.
Los paisajes andinos albergan pueblos apacibles y de suave clima, con
reminiscencias de arquitectura colonial (Boconó, Betijoque, Escuque,
Carache, Cuicas, La puerta, La Mesa de Esnujaque, Mendoza Fría y
otros), en donde se producen artesanías típicas, tallas y
pinturas de arte ingenuo, de alto valor artístico.
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